Nochebuena

En esta señalada noche
de estomacal hastío,
yo solo deseo con vernos,
con tu cabello por mantel
y los labios por cubiertos.
Por entremeses nuestra piel
y la saliva de celestial vino.
De menú nuestros cuerpos
y por dulces suaves besos.
De esta guisa no imagino
comensales mas auditos
ni festín mas divino.


El mejor regalo de Navidad.
Alguien me regaló estas maravillosas
palabras la pasada nochebuena, y las quiero dejar plasmadas
en mi pequeño rincón virtual.
Mil gracias.

Amor literario

Y si te beso las letras, si me deslizo por tus comas, tus puntos.
Besaría cada espacio en blanco,
me detendría en tus guiones, y pondría acentos por todo tu cuerpo,
los llenaría de caricias.
Déjame recorrerte, llenar de éxtasis tu anatomía gramatical,
conjugar verbos en tu piel una y otra vez,
en pasado, en presente, en futuro...
Poner puntos suspensivos en tu boca, un punto y coma en tu ombligo,
un punto final mas abajo.
Poner signos de exclamación, un te quiero, con mayúsculas y en negrita.
Colocaré arriba de tú cabeza dos enormes comillas que encerrarán la
palabra "amor" para que no lo olvides, para que siempre recuerdes,
me recuerdes, nos recuerdes...

Efecto espejo

Me cansé de comer amores enlatados...

ya no sacian mi apetito...

ahora soy mas egoísta...

ya no me conformo con el vacío de otros...

prefiero mi vacío, a secas.

No quiero que impregnen mis sabanas con su olor, porque esta cama es mía.

Ahora quiero el reflejo del espejo

Quiero recibir lo mismo que yo doy

TODO,

para nada... ya tengo bastante con la mía.

Me Perderé...

Me he de perder,

aunque sea en esquivas miradas

que ahondaran en mi en el peor

de los momentos,

en esos besos volátiles de parasiempre

con la luna y nomeacuerdo con el alba,

en una inequívoca carrera contra todo,

contra todos y a por ti,

en la punta de las lanzas de los versos

envenenados,

de mis hipócritas poesías,

me perderé para poder encontrarme,

aunque sola, lo sé,

donde no habitan abrazos, ni lunas, ni soles,

ni nada,

donde duerme el abandono,

donde no tiene cabida la pena,

correré campo a través dejando atrás silencios y malestares,

a por la locura de la indiferencia,

del no querer,

del olvidar cada segundo,

de la felicidad de la ignorancia...