09 octubre 2014

Magique...


Cuentan tus labios que la magia no existe, que todo es un truco, que cada movimiento de varita forma parte del espectáculo y no te culpo, todo lo contrario, te entiendo:
Cómo van tus labios a creer en la magia, si tú jamás podrás besarte.

Cómo voy a convencerte de que la mejor ilusión que he presenciado tiene que ver con verte dormir y acariciarte, envidiando al mismo tiempo lo que puedas estar soñando.

Tengo un sombrero del que quizás no pueda nunca sacar un conejo blanco, sin embargo,
puedo sacar una poesía eterna que nunca llegue a silencio, pues mis versos empiezan
cada vez que tú sonríes.
Quizás, tampoco sea capaz de sacar de mi manga un pañuelo de colores infinito, pero tengo toda una baraja llena de ases y en tu mano mi mejor carta.
Nunca he sabido hacer que una moneda desaparezca de mis manos para luego hacerla aparecer detrás de tu oreja...pero al oído, soy capaz de contarte las mejores historias susurradas con tal de conseguir que sigas soñando.
Cómo no voy a creer en la magia si con solo mirarme consigues volcar todas mis fantasías para luego contártelas y quien sabe si algún día hacerlas realidad.
Una vez leí que había un mago capaz de hacer aparecer un castillo con tan solo chasquear los dedos,
Desde ese momento, pensé que jamás conocería a nadie capaz de superar su magia:
...luego te conocí a ti.

(escuchando la Banda sonora de Amelie)

05 octubre 2014

Pedazos de alma



De vez en cuando ocurre que me da la gana de pasar por este estante y colgar pedazos de desprecio, desesperado deseo, miseria, ira, amor, impotencia… pedazos de alma para no abundar en definiciones… hilos de esta tela que la vida teje por un lado y rompe de otro, tal vez para salir de lo habitual…
A veces porque me da la gana y otras veces porque me da la histeria, busco en las pisadas que he dejado marcadas con unas cuantas letras, algunas son continuas y otras con grandes espacios entre ellas, algunas avanzan y otras caminan en círculos como cuando un perro intenta morderse la cola.

Reconozco, aunque no siempre, que acepto a la mujer que soy, me doy palmaditas en la espalda y digo, un día más vivido, porque eso sí, buenos, malos, apasionados, lentos, borrachos, aburridos o escandalosos… he mantenido mi promesa de agotar cada instante.