El ideal es un
órgano, parte de un
cuerpo, parte de un todo sin nada,
a trozos, o a trazos, que definen lo que
eres, y lo que te dejas ser…
Un todo o
un nada;
nada.
Un país es lo que un cuerpo se es a
otro, lo que un órgano, organiza,
un protocolo, un
desorden, una
constitución de reformas, normas,
un tribunal de leyes o de dolor, un
gobierno, o un ladrón.
Un gobierno
ladrón:
Nada.
Un país sin un
ideal, un país con un
ideal ladrón, un gobierno ladrón, son, entretanto
y
entretontos, una brutalidad de cuerpos que no pueden ser nada,
Que no pueden
pagarse la vida, una decadencia de sentido común, de sentidos contrapuestos, y partidos
puestos en contra.
Un país en
contra:
Nada.
Un país
enfermo de ideas es,
en realidad y contra voluntad una mala higiene en ideales
y en el
corazón una hipoteca o un asalto, un
atentado íntegro, contra toda integridad física y
moral;
Un país
enfermo en ideales:
Nada.
Un país
políticamente incorrecto, con pasado erróneo y el futuro negro,
y creo que eso
es el pesimismo, asimismo, políticamente inmoral, inconcreto,
individualmente
descontento y hundido en su conjunto;
Un país
hundido y descontento:
Nada.
Un ideal, digno, tiene que ser personal
respetable y respetado;
Un
ideal, ha de encajar en cualquier sensibilidad, y no ser espectro del reflejo del
resto, que el resto es lo que queda cuando dividimos la
clase social;
Un país
dividido:
Nada.
Finalmente, yo, que no creo mucho en la
obligación, ni en el subsidio de la ilusión, yo, que no soy
en sí país, y que en no, tampoco soy gobierno, yo, que soy un
cuerpo que le es a otro, y a otros; yo, con mi ideal de
respeto, y de lo políticamente correcto, creo que mejor dejémonos
de utopías y de posibles recesos,
y seamos país,
y
cuerpo.