27 noviembre 2016

Cuando uno ama siempre tiene temor a la pérdida, incluso sin que esta haya llegado aún así puedes sentirla del mismo modo como si hubiese sucedido.
Otras veces tenemos que vivir con la pérdida y la punzada, con la ausencia de los que todavía están presentes pero han cambiado y ya no son los mismos...
Y en otras ocasiones con la pérdida de aquellos que se fueron, que se apearon en alguna estación lejos de ninguna parte... los que simplemente no están en ningún sitio más que en tu corazón.

Digan, piensen lo que quieran, pero claro que tengo miedo a perderlo... porque le quiero.

19 febrero 2016

Nunca es siempre, todavía...

¿A qué altura se decide si el salto es de valiente o de suicida? 

Estoy de pie, justo en el punto en el que quería, esperando a que la realidad me abofetee de malas maneras, esperando a que me grite, no todo puede salirme siempre bien. 
Mirándolo desde tu posición, también te estoy mirando, te miro como si no fuera a verte nunca más, como si algún día fueras a desaparecer, como las flores que se secan, como los libros que se olvidan. 
Te miro queriéndote y queriéndome en el mismo salto, de tu mano, y me engancho a tu piel como si pudiera llevarme algo tuyo que nadie antes haya conseguido arrancarte. 
Me miras con la dulzura de un primer amor, como si todo el equilibrio estuviera en tus ojos, y cada vez que parpadeas se tambaleara. Me miras y el mundo entero tiembla.
Te miro y todo es lo que parece, aunque no lo sea, porque ahí fuera está lloviendo y en nuestra pequeña casa no existe el invierno, te miro y nos entiendo, y te encuentro mirándome con esa sonrisa de que todo va a salir bien.
Pero a veces tengo miedo, aunque contigo cruce sin mirar, aunque fume más de la cuenta, o me arriesgue a volar, y te miro de reojo para que no me lo notes del todo, y vuelvo a besarte, como si nos hubiéramos encontrado por sorpresa, y estoy tan cerca de todo lo que quiero que creo que todo lo demás está demasiado lejos, y al final todo está donde estás tú. 
Pero a veces tengo miedo de no saber tenerte a medias, de quererte siempre cerca y de los lunes, y tú vienes y me abrazas como si quisieras llegar al músculo, como si supieras soldar huesos con caricias, y entonces se que vale la pena encontrarte en lo que leo, en lo que escucho o en cualquier rincón en el que hayas estado conmigo. 

Entonces sé que vale la pena recordarte como si no pudieras irte nunca, y nunca es siempre, todavía.

06 enero 2016

Una vez soñé;
Soñé que me esperabas
Que te esperé;
Soñé que me buscabas
soñé que te busqué 
Una vez, yo soñé;

Una vez, hace ya tiempo
soñé que tu también soñabas
y entonces pensé,
que de soñadores ya está lleno el mundo
que nos sobran locos
y nos falta tiempo
y nos faltan alas;

Y pensé que tal vez, 
si encontrara la manera
de que el sol no se marchara
para volver después
sería digna de tus madrugadas;

Y así, soñando que me reinventaba,
encontré las noches soleadas en tu espalda
y las mañanas nubladas entre sábanas,
usar de escondite la almohada,
para que me encuentres rápido;

Una vez soñé que eras poesía,
que eras versos de chocolate
que rimabas al reír;

Soñé que eras mi parte,
y que me enganchaba, 
soñé que eras ese olor a café y tostadas
a libro nuevo
a césped recién cortado
a playa y helado

Y con la certeza de que sueño,
pensé que no soñaba. 

Y tracé las coordenadas
dibujé un mapa de la nada
del abismo que hay de mi pecho a tu esternón
y la travesía de mis manos en tu pelo
enredándome los dedos
perdiéndome en silencio.

Y, ¿sabes? Una vez soñé,
soñé con el éxtasis de tu olor a primavera,
el clímax de una tormenta de verano
soñé con la octava maravilla de tu columna contra la pared
y contra mi a la vez. 


Y desde que soñé, no he despertado.