Una vez soñé;
Soñé que me esperabas
Que te esperé;
Soñé que me buscabas
soñé que te busqué
Una vez, yo soñé;
Una vez, hace ya tiempo
soñé que tu también
soñabas
y entonces pensé,
que de soñadores ya está
lleno el mundo
que nos sobran locos
y nos falta tiempo
y nos faltan alas;
Y pensé que tal
vez,
si encontrara la manera
de que el sol no se
marchara
para volver después
sería digna de tus
madrugadas;
Y así, soñando que me
reinventaba,
encontré las noches
soleadas en tu espalda
y las mañanas nubladas
entre sábanas,
usar de escondite la
almohada,
para que me encuentres
rápido;
Una vez soñé que eras
poesía,
que eras versos de
chocolate
que rimabas
al reír;
Soñé que eras mi parte,
y que me
enganchaba,
soñé que eras ese olor a
café y tostadas
a libro nuevo
a césped recién
cortado
a playa y helado
Y con la certeza de que
sueño,
pensé que no
soñaba.
Y tracé las coordenadas
dibujé un mapa de la
nada
del abismo que hay de mi
pecho a tu esternón
y la travesía de mis
manos en tu pelo
enredándome los dedos
perdiéndome
en silencio.
Y, ¿sabes? Una vez soñé,
soñé con el éxtasis de
tu olor a primavera,
el clímax de una
tormenta de verano
soñé con la octava
maravilla de tu columna contra la pared
y contra mi a la vez.
Y
desde que soñé, no he despertado.