06 enero 2016

Una vez soñé;
Soñé que me esperabas
Que te esperé;
Soñé que me buscabas
soñé que te busqué 
Una vez, yo soñé;

Una vez, hace ya tiempo
soñé que tu también soñabas
y entonces pensé,
que de soñadores ya está lleno el mundo
que nos sobran locos
y nos falta tiempo
y nos faltan alas;

Y pensé que tal vez, 
si encontrara la manera
de que el sol no se marchara
para volver después
sería digna de tus madrugadas;

Y así, soñando que me reinventaba,
encontré las noches soleadas en tu espalda
y las mañanas nubladas entre sábanas,
usar de escondite la almohada,
para que me encuentres rápido;

Una vez soñé que eras poesía,
que eras versos de chocolate
que rimabas al reír;

Soñé que eras mi parte,
y que me enganchaba, 
soñé que eras ese olor a café y tostadas
a libro nuevo
a césped recién cortado
a playa y helado

Y con la certeza de que sueño,
pensé que no soñaba. 

Y tracé las coordenadas
dibujé un mapa de la nada
del abismo que hay de mi pecho a tu esternón
y la travesía de mis manos en tu pelo
enredándome los dedos
perdiéndome en silencio.

Y, ¿sabes? Una vez soñé,
soñé con el éxtasis de tu olor a primavera,
el clímax de una tormenta de verano
soñé con la octava maravilla de tu columna contra la pared
y contra mi a la vez. 


Y desde que soñé, no he despertado.