Tengo un cuadro que jamás colgaré, una cama en la que ya no puedo dormir, cuatro paredes que me ahogan y un desagüe atascado a lágrimas.
Una litrona a medias en mi coche que debo estrellar contra algún muro y aún no soy capaz.
Ansioliticos en los bolsillos mis mejores aliados, estómago cerrado porque vomito penas a raudales y lloro recuerdos que no desaparecen.
Enciendo una hoguera imaginaria, donde prender todos los pensamientos, y así a fuego lento, verlos arder, como ardo yo por dentro.
Mi única duda es que hacer con las cenizas, porque sí aún quedan restos, mi mente loca y desequilibrada es capaz de unir y recomponerlo todo de nuevo... todo me huele a cantera y a romero.
Mi esencia en una caja, sin trampa... y de cartón.
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