Hoy estoy enfadada con el mundo...así que me recluyo en mi lugar favorito, un lugar que de noche parece medio abandonado, esos ideales para ir con una lata de cerveza. Una vez me la he bebido, la pongo frente a mi y juego a tirarle piedras, como si la lata fuera el mundo y yo una niña enfurruñada.
Pienso, luego existo, ¿y si me compro 10 duros de bosque? ¿y si la felicidad es eso...? abandonar cualquier cosa que me ate, irme al monte, comprarme una cabra y tres gallinas, coger huevos cada mañana, comerme las patatitas que yo misma planté. Vivir lejos del mundo, lejos de todo lo que no me haga ser yo misma.
Abandonar el coche en una cuneta y comprarme una bicicleta, vivir con lo justo...Revolcarme por la hierba fresca y verde, tirarme desde lo alto y rodar como una croqueta, oír los grillos por la noche, tener sexo a todas horas ( no había pensado que para eso necesitaré un hombre) sí, es lo que tiene esto, que a poco de desear, deseas un poquito más...
Yo me niego a pagar pisos desorbitados, a trabajar doce horas diarias, quiero limpiar menos y leer más... quiero acabar siendo una viejecita en el monte, quiero estar sentada descalza en una mecedora y respirar aire no contaminado por ambiciones, por inútiles deseos, y sonreír, sonreír por dentro y por fuera...y revivir mi vida dos veces, al a verla vivido plenamente como he deseado.
Y al recordarla quiero estar durmiendo y oír los grillos, despertarme con el canto del gallo por las mañanas, saltar como mi cabra y tener una mano arrugada y vieja que sepa sacar el sol de entre las nubes los días de tormenta.
La felicidad no es nada material, la felicidad es comprarse 10 duros de bosque y una cabra!
Si algún día soy capaz de renunciar a todo por la felicidad... buscarme en la montaña.
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