Ven... y abraza este cuerpo mío, y muerde la insolencia de esta boca que me pierde...
Ven y acuna con delicadeza este latido fronterizo de almas, esta línea imaginaria que ya no separa donde empieza el tuyo y donde acaba el mío.
Ven... y abraza este cuerpo que se eriza con pensarte, que se estremece al sentirte y que vibra al ser acariciado por las únicas manos que las tuyas.
Ven... y acaríciame descompasadamente... ata un pequeño hilo a tu meñique y hazme volar...ízame como una cometa al viento, siénteme libre porque soy tuya... y deja que caiga como una pluma ligera... en tu pecho y en tu abrazo.
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