todo el
mundo sabe lo que el otro quiere oír
o lo
que está bien visto
o lo
que gusta.
Decir
palabras es sencillo,
crear
el personaje azul ideal para cualquiera,
inventar
cuentos con princesas
y
construir castillos en el aire tan solo de versos.
Pero
lo verdaderamente difícil
es
encadenar un alma,
el
estar incondicionalmente
cuando
los versos no solucionan una vida,
ni
cosen heridas,
ni
secan lágrimas,
ni
perdonan culpas.
Lo
difícil es la vida real,
la de
las ojeras,
la de
los fracasos,
la que
está fuera de los libros y los bares,
la que
no queda tan bonito en un poema.
Quédate
con quien demuestre sus versos,
con
quien lleve tatuadas sus palabras en cada acto
y no se
conforme contigo,
con
quien no encuentre mejor lugar en el mundo
que tu
almohada
y que
no necesite nada más que SER CONTIGO...
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