A veces ocurre... que amamos los recuerdos como si
fueran frescos... otras en cambio... se desconchan, se oxidan con la lluvia y
el paso del tiempo...los privilegiados aguardan en un reloj de arena al que de
vez en cuando le damos la vuelta.
Otros viven del esfuerzo cuando intentas recordarlos,
tras lo que se ha difuminado... entre lo que sucedió y lo que te hubiera
gustado... tras la sombra y el carbón... sobre el cerco de café en el papel,
entre los escombros de un cigarrillo apagado.
Unos pocos...
los que duelen, juegan ha que creas que
los has olvidado y se tornan humo, como si el corazón para tu felicidad
pretérita fuera selectivo.
A veces acuden a ti en una noche de insomnio, o en el
sonido que hace el hielo al crujir dentro de un vaso de ron.
A veces
ocurre... que te abordan frente al espejo durante un segundo y desaparecen como
un espejismo que has creído ver...
Otros duermen contigo en noches de guardia bajo la almohada.
Y solo algunos yacen en alguna parte que ya no
recuerdas... bajo algún surrealista
epitafio.
Gente... y
amores que quedaron atrás... y que sin duda nos recuerdan donde estuvimos,
quienes somos y a donde vamos a llegar... aunque sea solo por narices.
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